La transformación de la red comercial es solo uno de los muchos efectos de un nuevo concepto de la movilidad basado en la conectividad permanente, con vehículos que hablen entre sí… y también con las infraestructuras viarias. En ese terreno llevan tiempo trabajando empresas como Ferrovial. Dimitris Bountolos, su CIIO (Chief Information and Innovation Officer), explica que la conectividad de las infraestructuras puede ser un elemento clave para facilitar la convivencia entre los vehículos autónomos y los no plenamente conectados. Ese es, según los expertos, el principal escollo, al menos desde un punto de vista social y regulatorio, en el desarrollo de la automoción sin conductor. “Con el desarrollo del 5G, la infraestructura suministrará una capa adicional de información al vehículo conectado”, explica el ejecutivo, y así las máquinas podrían manejar mejor las a veces poco predecibles reacciones de los humanos.
Como concluye Bountolos, con el coche autónomo “el vehículo va a ser un medio, no un fin. Y los conductores acabarán siendo pasajeros”.